Frase a completar: Su ... trajo los...esta mañana y ....
Su hermana trajo los documentos esta mañana y los dejó organizados en su mesa. Todo lo que quedaba era firmarlos. ¿Porqué era tan duro? Una firma. Un garabato.
Pero no era sólo un débil trazo con la pluma. Era una clausura a una vida, un telón a una obra de teatro. Cada página que firmaba era un último aliento, un instante menos. Una confirmación de lo que había pasado hace unos días. Rasgando con la pluma, iban atenuándose los recuerdos, las imágenes de una infancia que se difuminaban en las nieblas del paso del tiempo.
Delante de su mesa, en pie, con la mirada vacía y perdida, su hermana parecía un reflejo brumoso de su antiguo ser. Demacrada, agotada y ausente, su eterna juventud había cesado de existir abruptamente. No lloraba, pero quizás porque ya no tenía más sentimientos que expresar. Sus lágrimas habían también partido, llevándose el tan necesario duelo. Pálida y etérea, casi incorpórea, intentaba recordar tiempos mejores, pero esos tiempos también se habían marchado.
Hoja tras hoja, firma tras firma, arañando las hojas, hiriendo el papel al escribir, finalizando la sentencia de muerte que el eterno reloj de arena había ejecutado hace ya varios días, terminó de firmar los documentos. Malditos papeles que certificaban la muerte de sus infancias, infaustos legajos que condenaban a quien les protegió, guio y amó sin conocer límites, prejuicios o dudas.
Con temblor en la mano, giró la última página y terminó de leer el documento. La pluma agotada, sin tinta, tomó un humilde bolígrafo y sin poder contener sus lágrimas, rubricó con él el final de la vida de un ser que había crecido con ellos pero había llegado donde ellos nunca podrían. Un último trazo, una última línea. Su perro había muerto.
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